Lucerna agoge cada año el que quizá es el más prestigioso y sólido de los festivales musicales del verano europeo, y quizá mundial. Territorio del difunto mítico maestro Claudio Abbado, la dirección musical a partir de este año es responsabilidad de Riccardo Chailly, que abre la edición 2016 este 12 de agosto con una Sinfonía nº 8 de Mahler en la que participa, junto a otros coros, el Orfeón Donostiarra. Además de Chailly están en esta edición y ante grandes orquestas maestros como Barenboim, el colosal Bernard Haitink (Nº 8 de Bruckner), Alan Gilbert (Berg, Schoenberg, Debussy), Daniele Gatti, Simon Rattle (Nº 7 de Mahler), Kirill Petrenko (Wagner y Strauss, con las Cuatro últimas canciones cantadas por Diana Damrau) y los compositores y directores Matthias Pintscher y Wolfgang Rihm, entre otros. Una nómina impresionante, en la tónica del Festival.
Es importante que una intitución tan sólida y prestigiosa abra y marque caminos, frente a la tentación de preservarse como una mortaja aferrada a la tradición. Y Lucerna ha programado, junto a los mencionados caballeros, a un grupo de maestras realmente euforizante.
Mirga Gražinytė-Tyla, nombrada titular de la City of Birmingham Symphony Orchestra hace escasos meses, dirige la Nº 6 de Beethoven y De profundis, de su paisana lituana Raminta Šerkšnytė, con la Chamber Orchestra of Europe. Anu Tali (titular de la Sinfónica de Sarasota, Florida) dirigirá a la misma orquesta en un programa con obras del estonio Eduard Tubin, Prokofiev y Chopin (Concierto para piano nº 1 con Yulianna Avdeeva).
La sólida maestra finlandesa Susanna Mälkki dirigirá a la Lucerne Festival Academy en un programa peculiar. Propone Accompaniment to a Film Scene, de Schoenberg (el filme hipotético jamás llegó a filmarse, pero el encargo es la Op.34 del compositor), Seis piezas para orquesta de Webern, Schreiben for Orchestra de Helmut Lachenmann y el estreno absoluto de Trurliade – Zone Zero para percusión y orquesta de Olga Neuwirth, con Martin Grubinger como solista. La austríaca Olga Neuwirth es una de las virtuales protagonistas del festival, con varios programas protagonizados por sus composiciones. Elim Chan dirigirá a la misma orquesta (Lucerne Festival Academy) con obras de Adams, Saariaho y Bartók.
Marin Alsop (como Chan, y quizá alguna otra maestra) hace su debut este año en Lucerna. La organización se refiere a ella como «a pioneer, one of the few women conductors to have reached the top ranks on the international scene», celebrando su presencia con la Sinfónica de Sao Paulo y la pianista venezolana Gabriela Montero (obras de Marlos Nobre, Grieg, Villa-Lobos y Rachmaninoff). Alsop también impartirá un taller de dirección orquestal a cinco jóvenes directoras.
En el grupo de maestras del Festival de Lucerna están también las compositoras y directoras Konstantia Gourzi y Maria Schneider, o la soprano y directora Barbara Hannigan.
Es de justicia reconocer a Alsop que en buena medida ha sido pionera en la dirección orquestal (con permiso de Veronica Dudarova) y también es adecuado indicar que es de las pocas maestras que se han encumbrado al más alto nivel en su profesión. De momento. Que las directoras avanzan en el terreno de la normalización es claro viendo el programa de Lucerna, pero este mismo texto ejemplifica que queda recorrido, pues su presencia sigue llamando la atención. No, en cambio, su exquisita predilección por el repertorio contemporáneo, tan presente y valorado en un festival solidamente abierto al mundo y al futuro.