Hanna-Elisabeth Müller, soprano. Foto: www.hannaelisabethmueller.de

Hanna-Elisabeth Müller, soprano. Foto: www.hannaelisabethmueller.de

Cumpliendo con lo que comienza a ser una tradición no escrita en Klassikbidea, pronto nos sentaremos en torno a una mesa para almorzar un poco y analizar todo más a fondo, pero quienes hacemos la revista ya hemos intercambiado bastantes ideas sobre Musika-Música durante la celebración y a través de un grupo privado de mensajería, y algunas de esas ideas las recojo aquí. Así que, en primer lugar, gracias a Nora Franco Madariaga y Pablo Cepeda por algunos apuntes y comentarios que sin dudarlo hago míos, aunque asumo en solitario la autoría de este artículo de valoración y la responsabilidad sobre mis opiniones. Escribo este texto, por tanto, en calidad de editor de Klassikbidea.

A la espera de conocer datos concretos, Musika-Música ha sido una vez más un gran éxito de asistencia. No importa si en mayor o menor número que en ediciones anteriores, lo cierto es que esa gran reunión de aficionados y aficionadas que es Musika-Música, entre ellos muchos no habituales de las salas de conciertos, se ha producido de nuevo –ojalá revierta en público estable para las temporadas de las orquestas vascas y otras citas habituales de la clásica en Bilbao–. También se ha producido de nuevo una gran concentración de conciertos y artistas, manteniéndose el tono de anteriores ediciones y con una calidad media buena, junto a algunas citas que han resultado notables y otras, aunque lógicamente menos, realmente extraordinarias.

Dando por bueno el formato de aglutinar tanta oferta en tan poco tiempo, que es lo que al final y singulariza y caracteriza a Musika-Música como festival respecto a otras ofertas musicales del entorno, hay que subrayar en primer lugar el fuerte apoyo institucional que ha tenido la edición, con la presencia en la primera jornada del lehendakari Iñigo Urkullu junto al alcalde de Bilbao Juan Mari Aburto, y también la visita el último día de celebración del vicelehendakari Josu Erkoreka. Esas presencias representan una buena noticia y hay que aplaudirlas, pues apuntan a un interés que se hace extrapolable a otras actividades musicales del Territorio Histórico y de Euskadi.

Frente a esta fuerte presencia institucional, un aspecto llamativo es que todas las orquestas que han acudido a Musika-Música lo han hecho con sus directores titulares, excepto las dos orquestas vascas. Por alguna razón, las orquestas visitantes han venido a Musika-Música con su mejor artillería, coloquialmente diríamos que con la alineación de gala, mientras que las locales no. Es como si desde fuera se percibiera mejor la dimensión musical y la importancia de la cita. También el reflejo de Musika-Música en las redes de información propias de las orquestas (facebook, twitter) ha sido mayor en las orquestas visitantes que en las que tienen en el Euskalduna su sede habitual de conciertos. Aquí hay que decir que Musika-Música traslada a muchos lugares la pujanza de Bilbao en términos de marca musical y cultural.

Musicalmente, por lo que he podido comentar y por lo que he podido disfrutar entre una oferta tan densa, creo que el concierto más destacado de la edición ha sido probablemente el protagonizado por la Camerata RCO y el oboísta Lucas Macías, con el “Idilio de Sigfrido” de Wagner y el “Concierto para oboe” de Richard Strauss en el programa. Fue un concierto maravilloso, un auténtico placer. También hay que destacar el ciclo de las sonatas para piano de Schubert, con pianistas como Miguel Ituarte, y los “Cuatro últimos lieder” de Strauss, extremadamente bien cantado por la soprano alemana Hanna-Elisabeth Müller con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, OSPA. En mi opinión, la soprano por encima de la orquesta, y soprano y orquesta por encima de la versión ofrecida por el director Rossen Milanov. También hay que destacar una excelente interpretación de la suite de “El caballero de la rosa” de Strauss, con la Bilbao Orkestra Sinfonikoa dirigida por Yaron Traub. Por lo que he escuchado, Richard Strauss ha sido quizá el músico que ha sonado a mejor nivel dentro del repertorio sinfónico en el conjunto de la edición. Y ha habido otros conciertos muy buenos, como el “Winterreise” de Schubert con el barítono José Antonio López y el pianista Rubén Fernández Aguirre.

Hay que llamar la atención sobre el gran número de chicos y chicas, estudiantes de conservatorios, que han visitado el Euskalduna Jauregia en las tres jornadas de celebración del evento. Han aportado muchísima vida y juventud en salas y pasillos, con el dinamismo propio de su edad, un dinamismo muy positivo y necesario cuando hablamos de música. Una gozada verles tan atentos y respetuosos y participativos… aunque siempre tan uniformados con sus inevitables ropas negras.

Mucha juventud en Musika-Música

Mucha juventud en Musika-Música

Respecto a la calidad de los pianos, aunque desde luego eran buenos no todos eran los instrumentos idóneos para un festival que además de multitudinario también debe ser riguroso en términos musicales, y que ha contado con muy buenos instrumentistas. También parece necesario que algunos nombres que se vienen repitiendo año tras año tengan un barbecho, quizá su ciclo de continuidad deba interrumpirse para renovar la oferta (y se me ocurren algunos nombres concretos) y presentar de esta manera nuevos artistas internacionales, dado que la presencia de formaciones e instrumentistas locales parece garantizada.

Una mención puntual a la extensión de Musika-Música a los barrios de Bilbao y a determinados espacios singulares, como el hospital de Basurto. La climatología no ha acompañado, todo lo contrario, pero Auzoz Auzo va en una buena línea de difusión de la música y acercamiento a nuevos públicos, y a la espera de la valoración que hagan los responsables de Bilbao 700 creo que sería bueno que se profundice en la iniciativa, al mismo tiempo que se buscan las mejores condiciones acústicas para esos desbordamientos espaciales que ha iniciado este año Musika-Música en busca del encuentro con la ciudadanía. Será, probablemente, uno de los objetivos de una edición 2017 que ya esperan miles y miles de aficionados del Gran Bilbao y también muchos vecinos, algunos de habla francesa, que se han sumergido en el Euskalduna Jauregia junto al público local en número muy apreciable.

A la espera de conocer la valoración de la organización, felicidades a Musika-Música. Zorionak.