Robert Treviño. Foto: © Musacchio & Ianniello. De la web del Maestro.

 

Publicado en Mundoclasico el 28 de marzo de 2017

Joseba Lopezortega /

La Sinfónica de Euskadi ha presentado su próxima temporada poniendo énfasis en la presencia de su nuevo director titular, Robert Treviño, en seis de los programas de abono. Ese es desde luego el titular de la 2017-2018, porque supone un presencia ciertamente intensa en el podio y porque parece expresar un fuerte compromiso de Treviño con el nuevo proyecto de la OSE. Dada la calidad exhibida por Treviño en las ocasiones en que ya ha dirigido a la Orquesta, si como titular evoluciona adecuadamente es probable que la OSE sea pronto una orquesta más intensa y compacta, más exigida y apasionada, menos fría. Ese es quizá su principal reto, y la programación 2017-2018 parece mirar y buscar en esa dirección. En el dossier de presentación de la temporada se recogen entre otras estas palabras de Robert Treviño: “La Orquesta Sinfónica de Euskadi y yo mismo perseguimos promover la empatía, el amor, la pasión y la fuerza entre nuestro público y el mundo. ¡Déjanos emocionarte!”. Las intenciones de Treviño parecen claras y no se puede sino aplaudir esta declaración rectora.

En conjunto la OSE ha propuesto una temporada historicista, con Schicksalslied (Canción del destino) de Brahms como probable apertura conceptual de un curso atento al centenario de la revolución rusa, sin duda uno de los acontecimientos clave y de más largo recorrido del siglo XX. Esta efémeride permite a la OSE de Treviño poner en los atriles música de Shostakovich (Sinfonía número 5,  Sinfonía número 11 y el Segundo para violín con Dmitri Makhtin), Prokofiev (Concierto para violín y orquesta número 1, con Frank Peter Zimmermann, y Concierto para piano y orquesta número 2, Nikolai Lugansky) y Stravinsky, de quien se harán la reencontrada Canto fúnebre, anterior a 1917, y el ballet Le Baiser de la fée, del que previsiblemente se hará el precioso arreglo para orquesta que hizo el compositor en los años 1930. Estas dos obras de Stravinsky las dirigirá Andrey Boreyko.

El relativo contrapunto conceptual a esta presencia ruso-soviética en la programación llega con obras de Benjamin Britten. La OSE ha elegido tres obras compuestas en torno a 1939-1940, es decir en los inicios de la SGM: Treviño dirigirá la Sinfonía da Requiem, Lawrence Foster el Concierto para violín -con Simone Lamsma- y Clemens Schuldt Les Illuminations, que cantará la soprano Elena Sancho-Pereg, primera de las dos donostiarras presentes en la temporada. La otra es, cómo no, Miren Urbieta, que cantará Poème de l’amour et de la mer, de Chausson, en un programa dirigido por José Miguel Pérez-Sierra y dedicado íntegramente al mar, programa que completan -adivínenlo- la Obertura de El holandés errante de Wagner y La mer, de Debussy, y que como elemento novedoso integra … laino argidun artean…, un estreno de Iñaki Estrada, compositor donostiarra ya conocido en las temporadas de la OSE.

Otros compositores presentes en la temporada son Bernstein con los Salmos de Chichester, en los que cantará un niño de la Escolanía Easo, Mahler (Sinfonía número 1), Ravel con el aliciente de volver a tener en el escenario a Achúcarro haciendo el Concierto para piano para la mano izquierda, el Concierto para orquesta de Lutoslawski y Don Quixote de Richard Strauss, con Monighetti. También se escucharán Concert Romanesc de Ligeti y Testament de Brett Dean, una composición de 2008 que parece abundar en la vocación de presentar en temporada compositores en activo -como el caso de Toshio Hosokawa en la temporada en curso-, es decir además de los vascos, y ahí está también Hondar, de Lazkano.

La relación de compositores la completan Haydn con el Preludio de La Creación, el Concierto para trompeta y la Sinfonía número 22, El filósofo, con el director y célebre trompetista Hakan Hardenberger, Mendelssohn con la Italiana, Mozart con la Júpiter y Beethoven con sus sinfonías Segunda y Tercera -ambas con la batuta de Treviño-. El último programa de temporada ofrecerá el Requiem de Verdi, dirigido de nuevo por el flamante director titular, con la soprano norteamericana Amanda Pabyan, Veronica Simeoni, Aquiles Machado y el bajo polaco Rafal Siwek, junto al Orfeón Donostiarra.