El trapecista explica el modo en que salto de hipótesis en hipótesis, de idea en idea, de tema en tema. El trapecio es la inevitable tentativa, la certidumbre de tener que arriesgar para vivir, de soltarse de un trapecio sólo para buscar otro. Sísifo vuela.
En el espacio de radical incertidumbre que generan los trapecios anida la confianza, pero también la traición. Ahí muere César al retirársele los brazos y ahí se engendran herederos cuando los brazos se encuentran; ahí codicia Yago, sediento de miradas, mientras esbozan su trayectoria los inalcanzables enamorados de ojos vendados.