Publicado en el suplemento Territorios de El Correo, el 17 de octubre de 2022
La presencia de artistas locales en la nueva temporada ya no se explica por la coyuntura pandémica, sino por su calidad, una realidad que ojalá permee en una afición necesitada de impulso. Xabier Anduaga es el principal activo de I Puritani, primer título de ABAO -escena de Sagi, tan vinculado a la ciudad- y también será Ferrando en Così fan tutte, protagonizada por una Vanessa Goikoetxea cuya calidad se impone y crece cita a cita. La escena de esta Così es de Marta Egilior. La oferta de ABAO se completa con un título suspendido en pandemia, Anna Bolena y con dos grandes reclamos, Tosca e Il trovatore. Bellini, Donizetti, Mozart, Puccini y Verdi no componen una oferta audaz, pero ABAO necesita coger aire y quizá la afición tampoco está para muchas exigencias.
Vanessa Goikoetxea cantará también en el Teatro Arriaga, esta vez dentro del ciclo Lied Arriagan, que impulsa Rubén Fernández Aguirre. Se trata de seis recitales de un gran interés, en su conjunto una de las ofertas más consistentes y atractivas de la temporada: puertas abiertas para un género, el Lied, que no siempre es accesible y que ofrece una diversidad y una belleza inabarcables. También en el Teatro Arriaga y ya acabando el curso, Orgía, ópera con música de Héctor Parra y libreto de Calixto Bieito sobre la obra de teatro -y película- de Pier Paolo Pasolini, con la especialísima Ausrine Stundyte, musa de Bieito, y la interesante Jone Martínez. Dirigirá Pierre Bleuse, al frente del celebérrimo Ensemble Intercontemporain. En esta etapa de Calixto Bieito, el Arriaga ha sabido ofrecer espectáculos muy atractivos para un público ecléctico. Sus estrenos son citas obligadas y motivo de gran expectación.
En la temporada de abono de Euskadiko Orkestra sobresale, una vez más, el protagonismo -que no parece agotarse- de su director titular, Robert Treviño. Aunque haya dado memorables conciertos con obra de compositores bien diferentes, como Schubert, a lo largo de los años el norteamericano se ha labrado un especial prestigio dirigiendo obras de Mahler, Shostakovich y Bruckner: un sinfonismo grande, epigonal, adecuado a su talante de modelador del sonido. Pues bien, en esta temporada Treviño y la Euskadiko Orkestra hacen sucesivamente las imponentes Octava de Shostakovich, Octava de Bruckner, número 5 de Gustav Mahler y de nuevo Shostakovich, número 15, esta compartiendo programa con el número 2 de Chopin, con una Yulianna Avdeeva que deslumbró esta pasada temporada con The Age of Anxiety, de Bernstein. Hay que sumar obras tan atractivas como Lyric for strings, de George Walker, una elegía inconfundiblemente norteamericana, o Doctor Atomic, de John Adams.
La temporada de abono de la Sinfónica de Bilbao abunda en su ya característico eclecticismo. Incluye programas tan dispares como la proyección de la película “La comunidad del Anillo” con música en directo, un pop de libro -además de una partitura de calidad muy irregular- o el Réquiem de Mozart, con el que clausura -oportunidad de escuchar a otra voz vasca de proyección, Naroa Intxausti-; y, en su amplio número de programas, ofrece lógicamente no pocos atractivos. Como novedad, la presencia en la temporada de la Banda Municipal de Bilbao, en un programa protagonizado por el trombonista Alberto Urretxo y el extraordinario trompetista Esteban Batallán. Más allá de la oferta subyace una cuestión: ¿hacia dónde mira la BOS en la búsqueda de la batuta que pronto sustituirá a Nielsen? Su periplo, contando una posible prórroga, finalizará muy pronto.