Publicado en el suplemento cultural Territorios de El Correo, el 12 de julio de 2025

Si en ediciones precedentes el Festival Internacional de Santander y la Quincena Musical de San Sebastián compartían buena parte de su programación, en 2025 ofrecen propuestas más singulares. Sólo comparten la presencia de la gran Gewandhaus de Leipzig, acompañada en un programa por el Orfeón Donostiarra. Para quienes viven a una hora de ambas ciudades, ese encuentro entre miradas distintas no es solo un privilegio, es un regalo cultural de primer orden.

Santander cultiva la intensidad: grandes nombres, sedes solemnes (claustros, iglesias, cuevas) y un público fiel invitado al recogimiento. En su 74ª edición, brilla la presencia de la China NCPA Orchestra (la orquesta del Centro Nacional de Artes Escénicas de Pekín), dirigida por el gran maestro surcoreano Myung-Whun Chung, con la interpretación de Wu Xing de Chen Qigang, discípulo de Messiaen, una obra fascinante que dialoga desde su singularidad con la tradición musical occidental. La mirada hacia Asia y sus universos sonoros amplía el canon y representa un gesto valioso en un festival que, en lo esencial, apuesta por la tradición sinfónica y camerística.

La Quincena Musical, en cambio, despliega diversidad. Con 86 ediciones a sus espaldas, es uno de los festivales más antiguos de Europa, y su propuesta de 70 conciertos abre múltiples ramificaciones. Desde el Kursaal hasta iglesias barrocas, pasando por museos, conventos y espacios patrimoniales rehabilitados, la Quincena apuesta por desplegar la música en el territorio, en armonía con espacios y memorias. En el repertorio, apuesta por la transversalidad: ópera, danza, música antigua, estrenos contemporáneos y una fuerte presencia vocal, sin duda una de sus señas de identidad (las localidades para escuchar a Xabier Anduaga llevan semanas agotadas). También es extraordinario el ciclo de órgano.