Publicado en Mundoclasico el XX de octubre de 2022
Bilbao, sábado 15 de octubre de 2022. 71ª Temporada de ABAO Bilbao Opera, Palacio Euskalduna. Vincenzo Bellini, I Puritani. Libreto de Carlo Pepoli, basado en Têtes rondes et cavaliers, de Jacques-François Ancelot y Joseph Xavier Boniface Saintine. Pepa Ojanguren, vestuario. Eduardo Bravo, iluminación. Daniel Blanco, escenografía. Javier Ulacia, asistente de dirección de escena. Emilio Sagi, director de escena. Producción de Teatro Real, Teatro Municipal de Santiago de Chile. Ane Legarreta, asistenta de dirección musical y directora de la banda interna. Jessica Pratt, Elvira. Xabier Anduaga, Lord Arturo Talbot. Andrzej Filonczyk, Sir Riccardo Forth. Manuel Fuentes, Sir Giorgio Valton. Alejandro López, Lord Gualtiero Valton. Josu Cabrero, Sir Bruno Robertson. Laura Vila, Enrichetta di Francia. Coro de Ópera de Bilbao (Boris Dujin, director). Euskadiko Orkestra. Giacomo Sagripanti, dirección musical. Aforo: 2.164 personas. Ocupación: rozando el lleno.
“I Puritani” es un título impresionante, cuajado de exigencias. Abrir la temporada de Bilbao con semejante obra dice mucho del sólido autoconcepto y del pulso firme de ABAO, una organización maestra en desenvolverse con agilidad en unas coordenadas limitadas, las principales su dependencia inevitable del Euskalduna y una cierta zozobra presupuestaria. Esta zozobra, esta precariedad, se veía recrudecida con el anuncio, en las misma fechas de este estreno, de un sensible tajo en la aportación a la Asociación del ministerio de Cultura, ente que aporta muchos millones de euros al madrileño Teatro Real para que, de acuerdo a una peculiar visión de la gestión cultural, logre vender butacas para el estreno de Aida a más de 600 euros. Quiero dejar constancia de mi enojo, periférico y provinciano como soy, y capaz de molestarme cuando la OCNE (con)desciende a presentarse en la orilla vasca de la cornisa cantábrica y hace de propina la Amorosa de Guridi. En esa centralidad madrileña voraz se nacen algunas cosas y mueren muchas otras: tanto hay que amar Madrid como recelar del Madrid que dilapida por encima de cualquier proporcionalidad.
I Puritani ha sido un ejercicio brillante de aritmética: sumar elenco, escena y foso para que, partiendo de la calidad de cada uno de esos factores, el resultado sea un estreno de temporada memorable. Incluso contando con dos protagonistas tan sobresalientes como Jessica Pratt y Xabier Anduaga, la clave del éxito ha estado en que todo el conjunto ha funcionado, comenzando por la contrastada escena de Emilio Sagi: simple, precisa, eficaz y muestra del estilo y el sello de Sagi. Una escena madura. Euskadiko Orkestra siempre bien en el foso, en esta ocasión obediente a un Sagripanti que se mostró muy capaz y seguro, con un estilo no deslumbrante pero que facilitó un correcto engranaje musical. El Coro de Ópera de Bilbao, en su tónica habitual de gran calidad, es un gran activo para ABAO. Canta muy bien y exhibe título tras título un gran desempeño teatral.
Pero I Puritani necesita imperiosamente de un buen cuarteto protagonista, y ABAO presentó un cuarteto acertadísimo compuesto por tres cantantes jóvenes (Anduaga, Filonczyk y Fuentes) y una soprano también joven, pero con otro grado de veteranía: una Jessica Pratt fascinante. Que Fuentes y Anduaga tengan 26 y 27 años, respectivamente, es algo en lo que merece la pena detenerse: que canten tan bien y que sean capaces de teatralizar semejantes roles a esa edad es admirable. Giorgio Valton es un papel inevitablemente sometido a la sombra de los protagonistas, pero Fuentes sobresalió y brilló. Su segundo acto fue magnífico. También por debajo de los 30 años, Andrzej Filonczyk cantó muy bien y además supo trasladar al público la complejidad de su precioso personaje, con una gran interpretación y un canto muy estimable. También Alejandro López, Josu Cabrero y Laura Vila estuvieron a la altura notable del conjunto.
Xabier Anduaga merece tantos elogios como recibe. Cantó con buen gusto, evidenció un gran estilo y no especuló. Su timbre es hermoso y tiene profundidad y anchura, y sabe decir como Bellini exige. Si todo va bien, que irá, Anduaga va a ser un tenor de época. Tiene el instrumento de los privilegiados, sabe que se le espera y acude al encuentro con aplomo. Parece fuerte. Debe ganar en desenvolvimiento como actor. Respecto a Pratt, ¿qué decir? Gran especialista en Elvira, Pratt lo cantó todo y además lo hizo como una actriz consumada. Si estuvo a gran altura en toda la representación, en el acto segundo costaba recordar que la soprano estaba allí, porque sólo estaba Elvira, una Elvira hecha de vértigo musical, hundida en el sublime naufragio belliniano, ofrecida con un canto fácil y poderoso. Magistral Pratt. Sea tanta calidad el pórtico de una humilde gran temporada.