Publicado en Territorios de la Cultura de El Correo el 12 de diciembre de 2020
La discografía de Beethoven abarca desde un histórico registro de Arthur Nikisch hasta la reciente integral sinfónica de Andris Nelsons. Esta selección se atiene a unas premisas. La primera, una buena calidad de sonido -se excluyen por tanto algunos viejos registros-. La segunda, que todo sea accesible en los servicios de streaming. La tercera es obvia: es inevitablemente arbitraria.
Sinfonía número 3, Heroica (1805)
Filarmónica de Viena. Andris Nelsons (2019)
Muchos grandes directores han grabado la integral de las sinfonías de Beethoven. Sólo en la última década son tres las versiones que probablemente se sumen de pleno derecho a los legados canónicos de este repertorio. En dos de ellas brilla la Filarmónica de Viena, bajo las órdenes de Thielemann y Nelsons. La tercera gran integral es la de Chailly al frente de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, muy distinta de las otras dos mencionadas.
El ciclo de Nelsons es sencillamente deslumbrante. Su Heroica es serena, clara y sumamente compacta, y muestra en plenitud la calidad casi inconcebible de la partitura. Para Nelsons, tragedia y heroísmo no son valores meramente retóricos o románticos en Beethoven, sino etapas inevitables e irrenunciables de una vida que es una experiencia luminosa y debe ser encarada con plenitud e intensidad. Una verdadera síntesis de la cosmogonía sinfónica beethoveniana. Nelsons sale mejor que bien parado considerando la nómina de maestros que han grabado la Tercera de Beethoven sólo con esta magnífica orquesta: Böhm, Bernstein, Abbado o, en un tiempo anterior, Schuricht o el propio Furtwängler.
Alternativas: Orquesta Philharmonia, Otto Klemperer (1959); Orquesta del Gewandhaus de Leipzig, Riccardo Chailly (2012).
Sinfonía número 5 (1808)
Filarmónica de Viena. Carlos Kleiber (1974)
Carlos Kleiber borra cualquier sombra de fatiga o de regusto al volver a escuchar esta sinfonía. Exhibe poder, equilibrio, potencia y al mismo tiempo imprime unas dinámicas perfectas y un trabajo de los planos sonoros de una sutileza asombrosa. Las maderas vienesas son de otro mundo, al igual que los arrebatadores metales.
Escuchar esta Quinta es como la sensación de vestirse una prenda usada para redescubrir que nos sienta perfectamente y que luce maravillosa después de muchas, muchas ocasiones. Con esta versión se despierta la memoria de muchas vivencias, pero la experiencia es plenamente renovada y pródiga: cada vez sorprende y cada vez muestra más cosas. Carlos Kleiber convierte el sonido en una vivencia íntima, además de un poderoso alegato conceptual.
Alternativas: Sinfónica de la NBC, Arturo Toscanini (1952); Filarmónica de Berlin, Herbert von Karajan (1962).
Sinfonía número 6, Pastoral (1808)
New Philharmonia. Carlo Maria Giulini (1968)
Giulini aborda la Pastoral con gran equilibrio y elegancia y un enorme respeto a la partitura. Su versión es parsimoniosa, detallista, absolutamente madura. Una Pastoral pacífica y bautismal, que se opone al frenesí con el que en muchas ocasiones se hace Beethoven. El maestro italiano (tiempos lentos, ritmos precisos) se adentra en el comprometido territorio del sosiego, hay tiempo en su versión para el juego y la mirada, para contemplar; hay canto y danza y hay tres paseantes que la habitan: Beethoven cuando compone, Giulini cuando dirige y el oyente cuando escucha y es empujado más allá de su realidad, hacia unos parajes sonoros de una intensidad dulce y liberadora que, más que de paisajes, hablan de la naturaleza como íntimo placer de quien la observa. Esa es la óptica de Giulini: observar la grandeza de la obra e invitar a disfrutarla. La naturaleza es concordia, como otros compositores recordarán años después.
Alternativas: Filarmónica de Berlin, Claudio Abbado (2001); Festival de Budapest, Ivan Fischer (2010).
Concierto número 5 para piano y orquesta, “Emperador” (1811)
Arturo Benedetti Michelangeli. Orquesta Sinfónica de Viena. Carlo Maria Giulini (1979)
Grabación en vivo en el Musikverein con la Sinfónica de Viena, este diálogo entre Giulini y Benedetti Michelangeli es una propuesta realmente enriquecedora de esta obra. Toda la poderosa técnica del pianista y toda su portentosa imaginación sonora encuentran cauce y dan fruto en Giulini, sobrado de clase para encajar la respetuosa irreverencia que por momentos exhibe el solista, que abordaba el difícil concierto con gran fuerza en un contraste al límite con frases de delicado lirismo.
A medida que se escucha, esta versión sin escondites se va abriendo y va mostrando toda su pasmosa coherencia y su gran profundidad. Benedetti Michelangeli, tan singular y libre en el Adagio como ajustándose el tiro de los pantalones: grande, inimitable y fiel a su estilo.
Alternativas: Emil Gilels, Philharmonia Orchestra, Leopold Ludwig (1957); Stephen Kovacevich, Sinfónica de Londres, Colin Davis (1969).
Sinfonía número 7 (1813)
Filarmónica de Viena. Carlos Kleiber (1975-1976)
Si en la Pastoral de Giulini hay danza, en esta Séptima de Kleiber la danza alcanza su apoteosis, respondiendo a la visión explícita del compositor hacia su partitura. Es una grabación legendaria, probablemente la gran referencia discográfica de esta sinfonía. Concita una inusual unanimidad y no es de extrañar.
El director berlinés recrea un Beethoven de una imaginación rítmica y estilística sencillamente prodigiosa. Imprime alegría y dinamismo para invitar al oyente a dejarse arrastrar, sin renunciar un ápice al rigor y demostrando una categoría en el manejo de ritmos y dinámicas difícil de concebir. Para lograr algo así es imprescindible lograr que la orquesta sienta que está participando en la construcción de un hito. Como bien saben los seguidores de los conciertos de Año Nuevo, la Filarmónica de Viena también puede sentir fácilmente la sensación contraria.
Alternativas: Orquesta Sinfónica de la NBC, Arturo Toscanini (1951); Filarmónica de Berlin, Claudio Abbado (1999).
Sinfonía número 9, “Coral” (1824)
Seefried, Forrester, Haefliger, Fischer-Dieskau, Coro de la St. Hedwige-Kathedrale Berlín, Filarmónica de Berlín, Ferenc Fricsay (1958)
Ferenc Fricsay enfrentaba su fatal enfermedad sin pestañear cuando grabó esta versión. Extremadamente minucioso, construyó un laberinto de calma e instrospección y ansiedad liberadora, enunciando un doble reconocimiento: hacia la vida y hacia Beethoven, uno de sus compositores de referencia y un noble compañero de viaje. Esta Novena evoluciona con sobriedad, cauta determinación y una lucidez deslumbrante. La Filarmónica de Berlín suena fabulosa, y Coro y cuarteto vocal se rinden completamente al maestro. Merece la pena prestar atención a Forrester para recordar lo que es una contralto y lo que aporta en el último movimiento.
Alternativas: Orquesta Philharmonia, Otto Klemperer (1957); Orquestre Révolutionnaire et Romantique, John Elliot Gardiner (1994)
Missa Solemnis (1824)
Aikin, Fink, Chum, Drole. Coro Arnold Schoenberg, Concentus Musicus, Nikolaus Harnoncourt (2015)
Obra que exige virtuosismo interpretativo, poco interpretada, es una de las grandes creaciones de Beethoven. Harnoncourt hace una versión depurada, de una intimidad casi obscena y un vuelo tal que reduce a polvo cualquier controversia relativa a su abordaje historicista.
Alternativa: Filarmónica de Berlín, Herbert von Karajan (1966)
Últimos Cuartetos de cuerda y Gran Fuga (1810-1826)
Cuarteto Takacs (2004)
Baldío esfuerzo tratar de encerrar los últimos cuartetos de Beethoven en términos humanos como experiencia, enfoque, enunciado o finalidad; estos cuartetos escapan a cualquier intento de analogía y eso los convierte en una música de un poder casi depredador. Se entra en ellos y ya, los cuartetos se encargan de silenciarnos y, al mismo tiempo, de colmarnos.
Alternativa: Cuarteto Melos (1986)
Sonatas para piano (1795-1822)
Igor Levit (2019)
El excelente ciclo de sonatas de Levit nos recuerda que esta música no se agota, sino que establece interrogantes, retos y respuestas a cada generación.
Alternativas: Maurizio Pollini, Claudio Arrau, Stephen Kovacevich.