Publicado en el suplemento Territorios de El Correo, el 22 de setiembre de 2018
En la inminente temporada cada orquesta y cada organización musical enfrentan sus propios retos y también sus propios reencuentros, algunos con nombre y apellido y otros de un carácter más abstracto. A su vez, el conjunto de la oferta musical tiene como reto principal volver a atraer a la afición al ritual, apasionante, voluntario y pasajero encierro en torno a la música en directo, una de las más hermosas experiencias estéticas y vitales que haya producido el género humano. No faltan oportunidades en Bilbao, referencia musical indiscutible en un amplio entorno con su amplia oferta, protagonizada por las temporadas sinfónicas de dos orquestas, la temporada de cámara de la Filarmónica, la temporada de ópera de ABAO-OLBE, el intenso y multitudinario festival Musika Música o las atractivas citas musicales del Teatro Arriaga. Inevitable pensar en la calidad y el poder de atracción de esta oferta si se sumara la presencia de un ciclo de orquestas internacionales del que, lamentablemente, Bilbao carece por el momento.
Juanjo Mena se reencuentra con la ABAO
Será con “Fidelio”, la ópera de Beethoven programada por ABAO-OLBE para noviembre, cuando el maestro Juanjo Mena volverá a ponerse al frente de la Sinfónica de Bilbao. Es un reencuentro de mucho peso entre un maestro de prestigio internacional y la que fue su orquesta. La última vez que Mena había dirigido a la BOS se remonta a febrero de 2010, realmente hablamos de una ausencia clamorosa. Ojalá el hito suponga un paso adelante hacia el regreso de Mena a la temporada de abono de la Sinfónica. Por su parte, ABAO se cita con la historia en la primera de las representaciones de “Fidelio”, que será la función número 1000 de esta señera asociación bilbaína. Ahí es nada.
Por lo demás, la temporada es una vez más de cinco títulos y de perfil conservador, sobresaliendo quizá, además del mencionado título de Beethoven, “La Bohème” de Puccini con Ainhoa Arteta como Mimí, abriendo temporada, y “Les Pêcheurs de Perles” cerrándola con Javier Camarena, María José Moreno y Francesco Ivan Ciampa en el podio.
La OSE se reencuentra con el público de ABAO
Tras los sucesos de la anterior temporada, cuando una huelga de los trabajadores de la Sinfónica de Euskadi perjudicó seriamente a los socios de ABAO, la orquesta regresa al foso en “La Bohème” con dirección de Pedro Halffter, con “I Lombardi alla prima crociata” de Verdi y en el recital “Delirio”, acompañando a Jessica Prat. Esta importante presencia es la mejor señal de normalidad de una temporada que, en su afianzada vertiente sinfónica, ve cómo el maestro titular Robert Treviño protagoniza varios programas que acometerá con su personal y potente estilo. Por lo demás, la OSE mantiene una buena velocidad de crucero y está atesorando excelentes entradas en su abono. Visitan la temporada maestros como Hans Graf o Zukerman, y solistas como James Ehnes, Alexei Volodin o Pablo Ferrández. El objetivo, borrar y sumir en el olvido el desencuentro con Bilbao mencionado anteriormente.
BOS: reencuentro con el eclecticismo
Una temporada más la Sinfónica de Bilbao vuelve a buscar al público mediante un programa ecléctico y muy variado, que incluye desde guiños pop (el arranque con proyección de “West Side Story”) hasta programas de gran exigencia. Es muy amplia la nómina de solistas, con nombres como Guillermo Pastrana, Josu de Solaun o Kahtia Buniatishvili. Entre los directores atención cómo no al regreso del gran y veteranísimo Eliahu Inbal (Número 5 de Mahler), al peruano Miguel Harth-Bedoya y al vasco Diego Martin-Etxebarria, a quien se espera con muchísimas ganas. Erik Nielsen, titular de la orquesta, se ha reservado algunos programas muy atractivos, destacando el ya tradicional cierre de temporada con Wagner. Esta vez contará con Rachel Nichols y se harán fragmentos de “El ocaso de los dioses”. El reto de la temporada de la BOS, y no es pequeño, es aumentar la afluencia de público en las tardes de los jueves, pues artísticamente la orquesta está bien y trabaja bien.
Filarmónica: reencuentro consigo misma
La institución cultural más reservada y estable de Bilbao, la Sociedad Filarmónica, atravesaba la pasada temporada un difícil momento, con cambio en su presidencia (Carmen Iztueta por Asís Aznar), un complicado proceso electoral y un posterior anuncio de ciertos cambios y reformas, más allá de las imperiosas obras en su magnífica sede. Si artísticamente el programa de conciertos es de nuevo excepcional (sólo entre los pianistas encontramos a Anderszenski, Uchida, Sokolov, Perianes o Hough), la Sociedad debe centrar sus esfuerzos en materializar los deseos y objetivos enunciados en los meses transcurridos desde las elecciones: incrementar el número de socios, abrirse a la ciudad, modernizarse en suma. El resultante de estos deseos está por ver, pero esencialmente la Filarmónica regresará, de nuevo, a sus propios valores tradicionales.